Manchester by the sea
2017
8/10
He necesitado una semana para poder sentarme y escribir unas líneas
sobre lo mucho que me impactó esta película. Quién sabe si de no haber sido por
las numerosas candidaturas de premios que está cosechando esta película de
corte independiente, hubiese pasado con más pena que gloria por las salas de
cine. Y eso habría sido una auténtica pena teniendo en cuenta el grandioso
retrato humano y familiar que logra hacer su director Kenneth Lonergan.
Hacía demasiado tiempo que no me sentaba a ver una película con pleno
desconocimiento de lo que me iba a encontrar. Tan solo un par de apuntes sobre
los actores que la interpretan. Ni siquiera hice un visionado del tráiler. Y es
algo de lo que me alegro profundamente. Creo que cuanto menos se sepa de su
argumento mucho mejor para no saber que se avecina.
Como curiosidad esta iba a ser la opera prima como director de uno de
sus productores, Matt Damon. Las casualidades y circunstancias han llevado que
no fuese así incluso que Affleck resultase bendecido con un papel (que tampoco
fue escrito para él) que marcará sin duda su carrera, tanto como queda en la
retina del espectador.
Manchester by the sea es
una historia sobre el dolor, sobre la
purga interior y la incapacidad de salir adelante. Cargar día a día con algo
que es imposible solucionar y mucho menos olvidar.
El drama familiar esta retratado a partir de la muerte de uno de los
dos hermanos Chandler, Joe, y cuando el personaje de Affleck, Lee ha de hacerse
cargo de su sobrino y ha de regresar a la tierra que un día dejó atrás. Una
situación aparentemente imprevista y que pone toda su vida actual del revés y
sin saber cómo afrontar la situación.
La presentación de Lee Chandler me hizo sentir cierta empatía con él. Un
tipo desarraigado, de pocas palabras, sin importarle demasiado cuanto ocurría a
su alrededor. Como he dicho esa era la presentación, el porqué de esa
personalidad no había hecho más que comenzar a retratarse.
La inmensidad y profundidad de la interpretación de Casey Affleck es
merecedora de un Oscar. El máximo reconocimiento estaría más que justificado en una
interpretación donde a veces pueden más los silencios, la rabia contenida y los
monosílabos que encierran los secretos de un pasado con el que carga
día a día y cuya tortura se refleja en su rostro.
Hay un trabajo de laboriosidad y delicadeza en la escritura del guión que
me ha entusiasmado. Cada frase, cada escena. Todo tiene su importancia, aunque
en ese momento parezca una situación corriente de la vida de cualquiera, pero
no es más que la pieza de un puzzle que tardaremos en ver completo. El director
se toma su tiempo pero no es más que un ejercicio de maestría bien ordenado y
planificado.
Por otro lado están los tiempos. Aquí es un factor decisivo.
Importantísimo. El director juega con el presente y el pasado para conformar
ese puzzle al que antes hacía referencia. Los flashbacks son tan necesarios
como los hechos presentes para entender que está sucediendo.
Justamente hay un momento que el espectador no espera y en el que se
acompaña con una música que envuelve toda la inmensidad de lo que se nos va a
mostrar a continuación. Y es justo ese instante en el que comprendemos todo. Un
mazazo emocional que nos arrastra igual que a Lee. A partir de entonces nada es
igual.
La inmensidad y profundidad de la interpretación de Casey Affleck es
merecedora de un Oscar. El máximo reconocimiento estaría más que justificado en una
interpretación donde a veces pueden más los silencios, la rabia contenida y los
monosílabos que encierran los secretos de un pasado con el que carga
día a día y cuya tortura se refleja en su rostro.
Hay un trabajo de laboriosidad y delicadeza en la escritura del guión que
me ha entusiasmado. Cada frase, cada escena. Todo tiene su importancia, aunque
en ese momento parezca una situación corriente de la vida de cualquiera, pero
no es más que la pieza de un puzzle que tardaremos en ver completo. El director
se toma su tiempo pero no es más que un ejercicio de maestría bien ordenado y
planificado.
Por otro lado están los tiempos. Aquí es un factor decisivo.
Importantísimo. El director juega con el presente y el pasado para conformar
ese puzzle al que antes hacía referencia. Los flashbacks son tan necesarios
como los hechos presentes para entender que está sucediendo.
Justamente hay un momento que el espectador no espera y en el que se
acompaña con una música que envuelve toda la inmensidad de lo que se nos va a
mostrar a continuación. Y es justo ese instante en el que comprendemos todo. Un
mazazo emocional que nos arrastra igual que a Lee. A partir de entonces nada es
igual.
El trabajo de dirección artística hacia los actores es impecable. Si
bien es cierto que las nominaciones a Michelle Williams me parecen
sobrevaloradísimas, salvo por una escena donde si brilla es precisamente por el
trabajo de Affleck y es justo en esa escena del reencuentro, el resto pese a
ser un buen trabajo no merece la excelencia de estar entre lo mejor de lo
mejor. Una verdadera sorpresa ha sido conocer a Lucas Hedges en el papel del
sobrino de Lee.
No deja de ser una película que necesita tiempo del espectador para
poder contar su historia, darle las piezas del rompecabezas e irlas ordenando
hasta conformar la imagen final. Una imagen que encierra ese pequeño e íntimo
mundo personal que todos tenemos y que encierran las tragedias y monstruos
fantasmales de nuestro pasado. Todo ello hecho con una excelente factura, unas
interpretaciones inolvidables, un guión impecable y una sensación que me
perduró varios días después de su visionado. Seré incapaz de olvidar esa
sensación y un personaje que me rompió el alma: Lee Chandler.