TITULO: Cappuccino
AUTORA: Wataru Yoshizumi
VOLUMENES: 1/1 Tomo único
GENERO: Josei
EDICION: Tomo C6/rústica con sobrecubierta
EDITORIAL: Planeta Comic
AÑO: 2015
PAGINAS: 192
SINOPSIS:
Salen juntos desde la universidad; un día deciden ir a vivir juntos con total naturalidad, siguen su rutina con intenciones de casarse algún día. No han dudado ni un momento de su futuro juntos, pero…
Una historia de amor amargo con un toque adulto sobre una pareja que ha decidido compartir su vida.
OPINIÓN PERSONAL:
Wataru nos
adentra en una historia centrada en el realismo de la vida adulta de una pareja.
Tras conocerse en un seminario de la Universidad y comenzar a salir juntos tienen
el inconveniente de vivir lejos el uno del otro. Justo en el momento incipiente
de renovar sus respectivos contratos de sus alojamientos deciden que la
solución para acabar con esa distancia es irse a vivir juntos.
La historia arranca con un elemento que va a ser muy significativo a lo largo de toda la narración y que hace referencia directa al nombre de este manga: dos tazas de café.
Ari quiere comprar algo especial para conmemorar ese momento único de iniciar algo juntos, que sea nuevo y conjuntado para ambos. Sosuke Fujitani parece indiferente a este hecho pero se plega a sus deseos para contentarla.
Este momento
que podría parecer algo trivial ya que conforma una escena breve e iniciática y
que apenas es una presentación de la obra, es bastante relevante tal y como se toma cada uno el compartir una
decisión aunque sea de un nivel tan liviano como la de comprar abalorios para
su hogar. Mi percepción es que tuve cierta incomodidad al observar como dos
personas no tenían nada en común pese a estar iniciando planes de forma
conjunta a corto plazo. Y no va a ser el único momento donde he sentido dicha
incomodidad a lo largo de la lectura.
A pesar de
que la historia es sobre la pareja, la narrativa se hace a través de Ari
Kojima. Es a mí entender el personaje que más y mejor evoluciona a lo largo de
la historia a pesar de que en numerosas ocasiones al lector le sea imposible
empatizar con ella al no entender sus decisiones. Pero la narrativa le
beneficia por cómo se van desarrollando
los hechos y aunque no llegue a entenderse por qué actúa como lo hace, como
dije antes, logra tener al lector de su lado.
Ella no
recuerda bien quien de los dos tomo la iniciativa en la idea de irse a vivir
juntos. Se hace énfasis en el conservadurismo de sus padres y que termina
siendo un inconveniente hasta que Sosuke hace la promesa de que se casarán. Es
entonces cuando le dan su beneplácito ante dicha garantía en base a su palabra.
Toda esta parte de nuevo me provoco esa incomodidad a la que hacía referencia
antes. Todo parecía tornar a unas costumbres que se me antojan antiguas y sin
ningún sentido en la actualidad.
Ya al final
del primer acto de esta obra, Wataru nos hace una revelación tan insospechada
como sorprendente, pero a la vez me hizo volver a esa sensación que me produjo
la escena inicial eligiendo ambos las tazas de café. Ya os he comentado que
este hecho toma especial relevancia en muchos momentos de la lectura. La autora
nos muestra como simbolismo,
partiendo de un objeto como una simple taza para evocar una realidad, que es
que no saben muy bien cómo llegaron a ese punto y que ni siquiera llegan a ser
cómplices para compartir
un momento íntimo y simbólico de elegir un objeto que represente lo especial de
iniciar algo juntos.
Yoshizumi nos ofrece un
retrato sobre la fugacidad de la ilusión por lo nuevo de los primeros días de
convivencia dando paso a los problemas diarios cotidianos.
Los momentos
más absurdos y delirantes tienen lugar en cómo se produce el acercamiento entre
Sosuke y la alumna Aina Masaki. Siendo esta última el elemento en discordia de
la historia. Como cuando le pide una cita haciéndole chantaje emocional y él
cede en cada momento. Es imposible entender el comportamiento aquí de Sosuke. La
responsabilidad del poder que tiene él en esa “relación” y en lo que deriva
todo el momento, desde que ella le pide un beso para que pueda concentrarse en
sus exámenes y especialmente un año
después cuando se la vuelve a encontrar siendo ya universitaria.
Es imposible
sentir ningún tipo de empatía por el personaje de Fujitani. Sosuke se deja
llevar en todo momento sin tomar ninguna decisión propia y se refugia en
alguien que utiliza el chantaje como arma para conseguir lo que quiere y se instala en la mentira que termina utilizando como
un elemento natural en su día a día. Se denota que no llega a estar
conforme en su relación pero no toma ninguna decisión para hacer algo al
respecto.
El perdón como excusa por el miedo de perder esos cinco años anteriores como si no hubiese valido la pena nada de lo hecho durante ese periodo de tiempo. A pesar de que eso signifique aguantar las mentiras y sufrir en silencio. Ese es el devenir del personaje de Ari donde va perdiendo su identidad conforme va cediendo.
-¿Y el Cappuccino no lo quieres?
-Después me lo beberé
-Pero si te lo bebes después, el corazón de chocolate se quedará en nada
Las lecciones de la autora quedan reflejados en varios momentos de la historia: sobre la culpabilidad, el valorar lo que tienes y las consecuencias que puede traer la pérdida de la confianza en la otra persona.
Al final, para perdonar hay que saber olvidar y la vuelta a la normalidad no termina siendo tan fácil, ya que todo se ha vuelto diferente.
Wataru
quiere mostrarnos una historia sencilla y en la que todos nos podemos sentir
reflejados bien por historias personales o porque hemos sido observadores de
ellas, aunque sea de forma ajena. Y lo hace desde una mirada realista y no
desde la idealización que se pueda tener de la vida en pareja. Para mí el error
está en que no se desarrollan ciertos momentos que dan lugar a los hechos con
naturalidad, quedan muy forzados e incluso hay momentos especialmente entre
Aina y Sosuke bastante ridículos, que como lectora me han hecho sentir cierto
malestar y rechazo.
Lo más
sobresaliente de este tomo único es como es habitual, es su maravilloso y
precioso dibujo, marca de la casa siendo la autora que es. Especialmente en el
personaje de Ari, donde parece esforzarse especialmente para mostrar los
cambios del estado de ánimo y del proceso en que va modulando su relación en su
rostro.
Este es un caso donde no puedo recomendar su lectura pero tampoco hacer lo contrario ya que pese al descontento y la decepción que sentí mientras lo leía, lo cierto es que me hizo pensar tiempo después en su historia. Y que una lectura te haga reflexionar y aprender es algo muy positivo.
"El café se fue enfriando poco a poco sin que ninguno de los dos lo probara..."