miércoles, 23 de febrero de 2022

CAPPUCCINO, Wataru Yoshizumi

TITULO: Cappuccino

AUTORA: Wataru Yoshizumi

 VOLUMENES: 1/1 Tomo único

GENERO: Josei

EDICION: Tomo C6/rústica con sobrecubierta

EDITORIAL: Planeta Comic

AÑO: 2015 

PAGINAS: 192

 

 

 

SINOPSIS:

 

 Salen juntos desde la universidad; un día deciden ir a vivir juntos con total naturalidad, siguen su rutina con intenciones de casarse algún día. No han dudado ni un momento de su futuro juntos, pero…

Una historia de amor amargo con un toque adulto sobre una pareja que ha decidido compartir su vida.

 

 

OPINIÓN PERSONAL:

 

Wataru nos adentra en una historia centrada en el realismo de la vida adulta de una pareja. Tras conocerse en un seminario de la Universidad y comenzar a salir juntos tienen el inconveniente de vivir lejos el uno del otro. Justo en el momento incipiente de renovar sus respectivos contratos de sus alojamientos deciden que la solución para acabar con esa distancia es irse a vivir juntos.

La historia arranca con un elemento que va a ser muy significativo a lo largo de toda la narración y que hace referencia directa al nombre de este manga: dos tazas de café.

Ari quiere comprar algo especial para conmemorar ese momento único de iniciar algo juntos, que sea nuevo y conjuntado para ambos. Sosuke Fujitani parece indiferente a este hecho pero se plega a sus deseos para contentarla.

Este momento que podría parecer algo trivial ya que conforma una escena breve e iniciática y que apenas es una presentación de la obra, es bastante relevante tal  y como se toma cada uno el compartir una decisión aunque sea de un nivel tan liviano como la de comprar abalorios para su hogar. Mi percepción es que tuve cierta incomodidad al observar como dos personas no tenían nada en común pese a estar iniciando planes de forma conjunta a corto plazo. Y no va a ser el único momento donde he sentido dicha incomodidad a lo largo de la lectura.

A pesar de que la historia es sobre la pareja, la narrativa se hace a través de Ari Kojima. Es a mí entender el personaje que más y mejor evoluciona a lo largo de la historia a pesar de que en numerosas ocasiones al lector le sea imposible empatizar con ella al no entender sus decisiones. Pero la narrativa le beneficia  por cómo se van desarrollando los hechos y aunque no llegue a entenderse por qué actúa como lo hace, como dije antes, logra tener al lector de su lado.

 

Ella no recuerda bien quien de los dos tomo la iniciativa en la idea de irse a vivir juntos. Se hace énfasis en el conservadurismo de sus padres y que termina siendo un inconveniente hasta que Sosuke hace la promesa de que se casarán. Es entonces cuando le dan su beneplácito ante dicha garantía en base a su palabra. Toda esta parte de nuevo me provoco esa incomodidad a la que hacía referencia antes. Todo parecía tornar a unas costumbres que se me antojan antiguas y sin ningún sentido en la actualidad.

Ya al final del primer acto de esta obra, Wataru nos hace una revelación tan insospechada como sorprendente, pero a la vez me hizo volver a esa sensación que me produjo la escena inicial eligiendo ambos las tazas de café. Ya os he comentado que este hecho toma especial relevancia en muchos momentos de la lectura. La autora nos muestra como simbolismo, partiendo de un objeto como una simple taza para evocar una realidad, que es que no saben muy bien cómo llegaron a ese punto y que ni siquiera llegan a ser cómplices para compartir un momento íntimo y simbólico de elegir un objeto que represente lo especial de iniciar algo juntos.

Yoshizumi nos ofrece un retrato sobre la fugacidad de la ilusión por lo nuevo de los primeros días de convivencia dando paso a los problemas diarios cotidianos. 

 

Los momentos más absurdos y delirantes tienen lugar en cómo se produce el acercamiento entre Sosuke y la alumna Aina Masaki. Siendo esta última el elemento en discordia de la historia. Como cuando le pide una cita haciéndole chantaje emocional y él cede en cada momento. Es imposible entender el comportamiento aquí de Sosuke. La responsabilidad del poder que tiene él en esa “relación” y en lo que deriva todo el momento, desde que ella le pide un beso para que pueda concentrarse en sus exámenes y  especialmente un año después cuando se la vuelve a encontrar siendo ya universitaria.

Es imposible sentir ningún tipo de empatía por el personaje de Fujitani. Sosuke se deja llevar en todo momento sin tomar ninguna decisión propia y se refugia en alguien que utiliza el chantaje como arma para conseguir lo que quiere y se instala en la mentira que termina utilizando como un elemento natural en su día a día. Se denota que no llega a estar conforme en su relación pero no toma ninguna decisión para hacer algo al respecto.

El perdón como excusa por el miedo de perder esos cinco años anteriores como si no hubiese valido la pena nada de lo hecho durante ese periodo de tiempo. A pesar de que eso signifique aguantar las mentiras y sufrir en silencio. Ese es el devenir del personaje de Ari donde va perdiendo su identidad conforme va cediendo.

 

 -¿Y el Cappuccino no lo quieres?

-Después me lo beberé

-Pero si te lo  bebes después, el corazón de chocolate se quedará en nada

  

Las lecciones de la autora quedan reflejados en varios momentos de la historia: sobre la culpabilidad, el valorar lo que tienes y las consecuencias que puede traer la pérdida de la confianza en la otra persona.

 

Al final, para perdonar hay que saber olvidar y la vuelta a la normalidad no termina siendo tan fácil, ya que todo se ha vuelto diferente.

Wataru quiere mostrarnos una historia sencilla y en la que todos nos podemos sentir reflejados bien por historias personales o porque hemos sido observadores de ellas, aunque sea de forma ajena. Y lo hace desde una mirada realista y no desde la idealización que se pueda tener de la vida en pareja. Para mí el error está en que no se desarrollan ciertos momentos que dan lugar a los hechos con naturalidad, quedan muy forzados e incluso hay momentos especialmente entre Aina y Sosuke bastante ridículos, que como lectora me han hecho sentir cierto malestar y rechazo.

Lo más sobresaliente de este tomo único es como es habitual, es su maravilloso y precioso dibujo, marca de la casa siendo la autora que es. Especialmente en el personaje de Ari, donde parece esforzarse especialmente para mostrar los cambios del estado de ánimo y del proceso en que va modulando su relación en su rostro.

Este es un caso donde no puedo recomendar su lectura pero tampoco hacer lo contrario ya que pese al descontento y la decepción que sentí mientras lo leía, lo cierto es que me hizo pensar tiempo después en su historia. Y que una lectura te haga reflexionar y aprender es algo muy positivo.

 

 "El café se fue enfriando poco a poco sin que ninguno de los dos lo probara..."