DEATH NOTE #1, Tsugumi Ohba y Takeshi Obata

 

 

 

TITULO: Death Note #1

GUION: Tsugumi Ohba

DIBUJO: Takeshi Obata

EDITORIAL: Glénat

GENERO: Manga/Shonen

EDICION: Tapa blanda con sobrecubierta

TOMOS: 1/12

AÑO: 2004

PAGINAS: 199

VALORACION: 5/5 

 

SINOPSIS: 

La historia está protagonizada por Light Yagami, uno de los estudiantes más sobresalientes de Japón  Un día, su vida sufre un cambio radical, cuando encuentra un extraño cuaderno sobrenatural llamado «Death Note», tendido en el suelo. Detrás de dicho cuaderno habían instrucciones sobre su uso, donde decía que si se escribía el nombre de una persona y se visualizaba mentalmente el rostro de ésta, moriría de un ataque al corazón.

 

Al principio, Light desconfiaba de la autenticidad del cuaderno, pero luego de probarlo en dos ocasiones, se da cuenta que su poder era real. Después de cinco días, recibe la visita del verdadero dueño del Death Note, un shinigami llamado Ryuk, que le cuenta que había dejado caer el Death Note a la Tierra porque se encontraba aburrido, y a su vez Light le cuenta que su objetivo era matar a todos los criminales, para así limpiar al mundo de la maldad y convertirse en el «dios del nuevo mundo». 

 

OPINIÓN PERSONAL: 

Mi primer contacto con esta historia fue a través del anime, adaptación de este famoso manga. Y desde el comienzo la historia me atrapó haciendo que devorase los capítulos. No llegué a ver los últimos episodios, hubo algo en la historia que me impidió verlos. Pero a eso llegaremos más adelante cuando llegue a esa parte de la historia.

Este manga está compuesto por 12 tomos. El dibujo posee una gran calidad que se aprecia sobre todo en la cantidad de detalles que puedes encontrar en las viñetas. El modo de lectura es el original japonés, respetando así el sentido de lectura original. 

Hay una nueva versión mucho más lujosa y elegante, pero la verdad es que prefiero y con diferencia la de Glénat. Me encantan lo colorido de sus cubiertas y el tamaño de los tomos.  

El inicio de la historia es apasionante. La posibilidad que ofrece el Death Note o Cuaderno de muerte conlleva unas connotaciones moralistas y filosóficas que son muy interesantes y que te hacen replantearte tu opinión a cada uso que da nuestro protagonista del mismo.

Ligh Yagami es un joven estudiante modélico. Su actitud ante el cuaderno evoluciona muy rápido después de comprobar su efectividad. Un gran poder como la de sesgar vidas conlleva una gran responsabilidad. Sabe que le puede afectar emocionalmente ya que se trata de eliminar vidas, pero comprende que tiene que ser fuerte porque tiene muy claro su objetivo: hacer del mundo un mundo mejor.

 

 

Los diálogos que tiene con su Shinigami son de lo mejor: sarcásticos, divertidos, irreverentes. Nunca sabes cómo van a reaccionar entre sí. En ningún momento se siente intimidado por el mensajero de la muerte, a veces parece que se sienta incluso superior a él.

Ambos están unidos por El cuaderno de muerte. Es el vínculo que los une. 

 

 

Lo bueno comienza cuando abandonamos a nuestro protagonista y contemplamos la reunión que sucede en el OPIC (Organización internacional de policía criminal), allí se encuentran investigando si las numerosas muertes que se han producido recientemente se trata de una mera casualidad o por obra de un asesino en serie.

Aquí es donde entra en acción un personaje impactante y que te atrapa sin conocerle físicamente: L.

 

 

Nadie sabe quién es, habla a través de otro personaje con el rostro cubierto: Watari. Este investigador, L, resuelve todos los casos que escoge.  

Para el resto del mundo el asunto está claro: alguien está impartiendo justicia ante una sociedad quebrantada. Lo llaman Kira, el mesías.  

A partir de aquí comienza el juego entre Light y la policía.

La inteligencia de Light se nota en cada paso que da y que antecede a los de la policía. Incluso su Shinigami se sorprende al ver que nadie antes había llegado tan lejos como él. 

Aguardo impaciente por continuar con el siguiente tomo.

LO MEJOR: La originalidad de la historia. El dibujo. Los diálogos. Los giros argumentales. Que no puedas dejar de leerlo.

LO PEOR: Nada.