El paso del tiempo es inexorable y como era de esperar ha llegado de
nuevo un día 12. 12 de mayo, pero en su lugar para mi sigue siendo un 12 de
marzo.
Los aniversarios o celebraciones en días señalados siempre me han
parecido algo sin ningún sentido, meros reclamos publicitarios. Lo eran hasta
que ese día se me paró el corazón. Volvió a latir pero ya nunca lo hará igual.
Nada puede serlo cuando una perdida es irreparable.
Y volver a este día es como volver al punto de partida. A ese recorrido,
a ese encuentro, al shock.
Cuando no puedes pronunciar su nombre, cuando solo su recuerdo te empaña
los ojos y sitúa un bloque en tu garganta impidiéndote pronunciar palabra y ese
dolor en el pecho de nuevo… Cuando sucede, todo se hace muy difícil. Todo.
Porque ahí sigue, el dolor. Ese sentimiento que se antepone a otros como
la rabia y la impotencia. Porque como decía antes, la pérdida supera todo eso. Saber
que nunca la volveré a ver de nuevo se me antoja tan imposible como doloroso.
Hablaba del dolor por la pérdida, pero no puedo olvidar la rabia, porque
me la arrebataron, con premeditación y alevosía. Como un ritual de muerte preparado
a un ser vivo inocente que no hacía daño a nadie salvo hacernos felices, muy
felices. Puede que ese fuese el problema.
Todo quedará impune porque no estamos tan protegidos como creemos. Porque
pensamos que tenemos autoridades que son capaces de actuar en situaciones como
esta, pero que equivocados estamos porque nada más lejos de la realidad.
Aún no puedo ver una imagen suya ni mucho menos ver un video. Tiempo al
tiempo me digo y mientras escribo esto no puedo dejar de oír su maullido,
imaginar su correteo de bienvenida cada vez que iba a su encuentro o rememorar
la suavidad de su pelaje al acariciarla.
Hasta aquí soy capaz de escribir y contar por el momento. Pero no la
olvido, ni un solo día, eso jamás.
Se me hace imposible pensar que ya no está aquí y me entristece saber
que no hay justicia en este mundo.
Mucho animo Evey, a veces determinadas fechas son duras de soportar por lo que nos hicieron sufrir.
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarLas fechas se quedan marcadas para toda la vida, da igual el tiempo que pase, siempre llega ese día que te recuerda que no todo es felicidad. Te diría que es pasajero, que se va olvidando pero te mentiría. En mi caso, esa fecha que tanto daño me hace va a cumplir once años y sigue siendo tan dolorosa como el primer día.
Muchísimo ánimo.
Un beso