viernes, 15 de julio de 2022

ROBINSON CRUSOE, Daniel Defoe

 

TITULO: Robinson Crusoe

AUTOR: Daniel Defoe

TRADUCTOR: Maria Jesus Sevillano Ureta

GENERO: Aventuras

EDICION: Tapa dura

EDITORIAL: Edimat Libros

AÑO: 1719

PAGINAS: 272

 

 

 SINOPSIS:

Un barco, que navega rumbo a Guinea en busca de esclavos, naufraga a causa de una imponente tormenta. Toda la tripulación desaparece, salvo un hombre, Robinson Crusoe, que consigue alcanzar la costa de una isla desierta, sólo frecuentada por antropófagos. Durante veintiocho años cultiva la tierra, cría ganado y afronta su soledad hasta que salva de los caníbales a Viernes, que se convierte en su fiel compañero.

 

 OPINIÓN PERSONAL:

En estas fechas veraniegas tenía el firme propósito lector de ponerme con algunos clásicos pendientes en mis estanterías durante demasiado tiempo. Que además resultan muy propicios para la época en la que nos encontramos y que fundamentalmente tratan el género de aventuras.

Esta es la razón principal que me llevo a ponerme con la obra mundialmente conocida de Daniel Defoe. Lo que no esperaba en absoluto era la sensación que me iba a dejar tras el primer contacto con la novela. Algo que no se quedó en una primera impresión sino que me fue acompañando a lo largo de toda la lectura hasta su final.

Esa percepción de la que hablo es difícil de explicar porque me transmitía una emoción extraña, algo turbia y muy alejada de lo que esperaba en una historia que previamente tras infinidad de opiniones acerca de ella, la equiparaba a otras tan conocidas como La isla del tesoro. Y nada más lejos de la realidad. Es justo algo que me ha sorprendido negativamente ya que todo aquel que la lee la equipara con historias de Verne o de Stevenson y aquí se retrata la parte más oscura de la naturaleza humana más que un simple relato de aventuras de mar, supervivencia y piratas.

 

“Vivía igual que un náufrago en una isla desierta que no tiene a nadie salvo a sí mismo”

 

La primera pregunta que me hice tras terminar la obra al completo fue por qué estaba considerada un clásico. Me cuestione si era por su temática, si era la primera vez que alguien escribía sobre algo parecido o por su narración, aunque como argumentaré más tarde, dudaba que se tratase de esto último, y he de decir, que al intentar buscar los motivos he encontrado que está considerada como la primera novela inglesa.

Algo que me llamo mucho la atención es lo errático de su composición narrativa. Hay un caos argumental conforme vas leyendo que te hace parar en la lectura porque no puedes dar por hecho que el autor reitere en tantas ocasiones los mismos hechos puntuales incluso variando o introduciendo algún elemento nuevo. Es algo que está completamente sin sentido. Incluso llegue a pensar que era algo premeditado, que lo hacía para intentar hacer ver que Crusoe perdía el sentido del tiempo y era su manera de mostrarlo pero es una idea que rechace conforme iba leyendo. Tampoco tenía sentido.

En un primer momento, el autor te hace una contextualización de la vida del personaje, de un modo biográfico cuenta sus orígenes (algo que sorprende es que no se llame siquiera Crusoe realmente, sino Kreutznaer, pero por la deformación normal de las palabras en su Inglaterra natal terminó derivando en Crusoe) y qué le motiva a no seguir los deseos de su padre y aventurarse a lo desconocido.

Después nos narra varias peripecias laborales primerizas en alta mar hasta que llegamos a su naufragio y cuáles son los primeros pasos que da para enfrentarse con valentía y con espíritu aventurero para adaptase a un ambiente nuevo y probablemente hostil e inhóspito. Pero luego decide que lo va a fechar para darle mayor credibilidad y orden a su relato, con lo que vuelve a contarnos de nuevo lo ya narrado. Pero el hacerlo cronológicamente no se extenderá mucho en el relato ya que de nuevo volverá al caos narrativo y a danzar en el tiempo dando saltos inexplicables de tiempo. En apenas unos párrafos de diferencia podía llevar un año desde su llegada a la isla como más de una década después de ese instante.

Algo que sorprende es que la suerte siempre juega en favor a nuestro protagonista, con todo cuanto puede ocurrirle tras un naufragio y encontrarse solo y desamparado en un lugar inhóspito, el destino parece estar siempre a favor suya, Defoe abandona el poder hacer un relato más realista en pos de la acción más puramente descriptiva.

Esa acción a la que hago referencia en el párrafo anterior, se torna en protagonista durante toda la historia en detrimento de reflexiones internas o filosóficas y es justo algo que habría dotado y aportado mucho en una historia como esta.

 

“Invócame en los días de aflicción. Yo te libera´re y tú me ensalzarás”

 

Durante varios momentos nos encontramos con referencias religiosas y supersticiones varias. Hace reflexiones llenas de inquietud, del nuevo testamento (ya que recupera varias biblias de los restos del naufragio) y como esto le hace meditar acerca de su vida pasada. Crusoe logra encontrar consuelo en la escritura y rezando a Dios.

 

“Y si nada ocurre sin Su conocimiento, Él sabe que yo estoy aquí y en este horrible estado, y si nada ocurre sin Su designación, Él ha dispuesto que todo esto me suceda a mí”

 

Hay un marcado espíritu propio del colonialismo inglés en el personaje y es difícil de trasladar el momento en que fue escrito en 1719 a la actualidad por tener a su protagonista como el retrato de alguien avaro, egoísta y que pone siempre por delante la supremacía del hombre blanco frente a todo y todos.

Quizás lo más interesante es como Crusoe afronta los asuntos domésticos y como usa el ingenio para resolverlos y como a pesar de eso le asusta que puedan suceder imprevistos y no deja de pensar en nuevos planes de actuación por lo que pueda ocurrir, aunque es cierto que en numerosos párrafos se deleita en todo el proceso de fabricación de utensilios como un mortero, un tamiz o vasijas, ralentizando en demasía el ritmo del relato.

 

“No había nada que codiciar, era el señor de todo el feudo”

 

Algo que me ha afectado sobremanera especialmente a la hora de empatizar con el protagonista y la propia historia,  cosa que no he podido hacer en ningún momento, sino más bien todo lo contrario, ha sido la crueldad animal que se perpetra en numerosas ocasiones a lo largo de la narración y además como comenté anteriormente un mismo hecho lo llega a reiterar hasta en tres ocasiones, como fue el relato de como aniquilo a unas crías de los dos primeros gatos que trajo consigo tras el naufragio que sufrió. Lo hizo simplemente porque le molestaban. Algo previsible al estar en una isla desierta era la idea de cazar para proveerse de alimento, pero aquí no vamos a encontrar una razón de supervivencia, sino de matar sin ningún tipo de escrúpulo porque puede, porque es el señor de la isla y hace y deshace a su antojo. Le da tan poca importancia, que no es hasta mucho después de que nos narra cómo recupera las provisiones del barco varado que además lo describe durante muchas páginas, como además recupera de la embarcación un perro y dos gatos. Es la nula importancia que le da a la especie animal. Además de mencionar el episodio donde cuenta como mata a una cabra que había tenido un cabritillo recién nacido y como tuvo que matar a este después. Y a otras especies que no estaba seguro si podría comerlas pero que mataba de igual modo. Todo está contado con tal sangre fría y de una forma tan desangelada que se convierte en un relato de terror más que una historia jovial de aventuras.

 

“Un estoico hubiera sonreído al verme con mi pequeña familia sentado a cenar. Era mi majestad, el príncipe y señor de toda la isla. Tenía las vidas de todos mis súbditos bajo mi dominio absoluto. Podía colgar, destripar o dejar en libertad y no se rebelaba ninguno de mis súbditos”

 

Es curioso que lo que lo único que le lograse quitar el aliento fue el descubrimiento de una huella humana. Pensar que otro igual a si mismo era lo único que temiese dice mucho de Crusoe como personaje y de la propia naturaleza humana.

En resumen, me he encontrado con una obra considerada un clásico de aventuras, donde no he hallado el motivo de considerarlo un clásico de la literatura universal ni de aventuras. De hecho creo firmemente que de haberlo leído a una edad temprana me habría traumado por la crueldad y la visión del ser humano que ofrece. He encontrado aquí a un Defoe escribiendo de forma errática y con una historia nada organizada. Lamento decir que ha sido una total y completa decepción.

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