domingo, 24 de abril de 2022

LA HIJA OSCURA (The lost daughter), Maggie Gyllenhaal

LA HIJA OSCURA

The lost daughter

Maggie Gyllenhaal

Drama

2021

 

 

SINOPSIS:

Sola en unas vacaciones junto al mar, Leda, se ve consumida por una joven madre y su hija mientras las observa en la playa. Intrigada por su atractiva relación, Leda se siente abrumada por sus propios recuerdos, la confusión y la intensidad de la maternidad. Un acto impulsivo lleva a Leda al extraño y ominoso mundo de su propia mente, donde se ve obligada a enfrentarse a las decisiones poco convencionales que tomó como madre joven y a sus consecuencias.

 

 

OPINIÓN PERSONAL:

La ópera prima de Maggie Gyllenhaal ha cumplido todas las (altísimas) expectativas que tenía ante su primer trabajo como directora. En el que además ha escrito el guión, adaptando la novela del mismo nombre de la escritora italiana Elena Ferrante.

No os hablaré de lo que me ha gustado esta película, sino de que me ha impactado. Son varias las horas las que han pasado desde que terminé su visionado y aún sigo rememorando escenas y otorgándole el significado adecuado a cada una de ellas.

El inicio es revelador, aunque no en el sentido que ha terminado siéndolo realmente. Pero la imagen es poderosa y augura una decadencia y una subyugación ante la vida bastante contundente.

Si por el título o por algún momento del inicio podemos creer que nos encontramos ante una historia de misterio o de thriller ante la búsqueda de una desaparición, estamos completamente equivocados. Gyllenhaal nos presenta una mirada introspectiva, en numerosas ocasiones desde la mera observación del personaje principal, sin apenas diálogos donde la palabra no es la herramienta principal como recurso para dotarnos de información, sino los gestos y las miradas de los actores, especialmente en Leda interpretada por Olivia Colman. Su interpretación es inconmensurable. Exquisita en el detalle y dolorosa por su poder de transmisión. Todo cuanto vemos lo catalizamos a través de sus sentidos, como ve a los demás, como les interpreta, como le llega cada una de sus acciones. Esto se ha llegado a lograr gracias a una perfecta simetría y equilibrio con todo el reparto artístico. No hay un solo personaje que no esté bien interpretado o con cierto bagaje detrás esté o no desarrollado. Esta no es una historia coral, aunque si haya distintos niveles de tramas pero todos encauzados a una principal y con un personaje que es el todo y es el de Leda.

 

La película nos presenta un tema que durante muchos años ha sido tabú en cualquier tipo de propuesta artística por lo arraigada que está su concepción en la sociedad y es el de la maternidad. Aquí se nos presenta de una manera compleja y con una carga emocional muy profunda, donde no se deja atrás la sexualidad de la mujer y el estado de depresión que le puede conllevar esta nueva situación familiar. Esto se ve especialmente reflejado en los flashbacks de Leda a cargo en esta ocasión de una impecable Jessie Buckley donde vamos a poder entender que ha llevado a tener esas huellas emocionales en la actualidad.

El tono es intimista pero siempre realista. Tiene una preciosa fotografía y una música muy adecuada para la historia, especialmente en esas escenas donde apenas hay sonido y la atención se centra en la acción de lo que está pasando, convirtiéndose en la ambientación perfecta.

La narración está cargada de simbolismo. La fruta, esa naranja que simboliza el nexo de unión con sus dos hijas. O esa muñeca que la hace volver años atrás a quien fue y a los conflictos aún por resolver. Toda la cinta está cargada de una doble lectura del viaje psicológico tan brutal que realiza el personaje de Colman/Buckley.


 

Me gusta que con escenas que escritas en papel no dirían gran cosa, contengan tanta información al verlas representadas como cuando no quiere ceder su tumbona o cuando en su tercio final tira las maletas por las escaleras. Es un reflejo del buen trabajo aquí de todo el equipo, decirnos tanto con tan poco.

Habrá dudas y surgirá el debate sobre su final, aunque me parece que la directora vuelve a jugar con el simbolismo dándole como cierre de un modo hermoso en contraposición a todo el viaje que hemos realizado desde el inicio de la historia. Es una andadura desoladora por momentos y a veces difícil de asimilar.

En resumen, Gyllenhaal nos brinda en su primera obra como directora, un relato acerca del paso del tiempo, lleno de dolor y fijando la mirada en la mujer y su relación con la maternidad y como ésta no ha de ser estereotipada y en como las mujeres no nacen siendo madres, sino que son personas y el proceso maternal no las transforma y las santifica. Es una historia de personajes humanos, de contrastes y de cómo se equivocan y de cómo sus actos tienen consecuencias. He quedado gratamente sorprendida y espero impaciente el nuevo proyecto de esta directora.


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