domingo, 10 de abril de 2022

LOS SUPERVIVIENTES, Alex Schulman

 

TITULO: Los supervivientes

AUTOR: Alex Schulman

TRADUCTOR: Pontus Sánchez

GENERO: Narrativa

EDICION: Tapa blanda con sobrecubierta

EDITORIAL: Destino

AÑO: 2022

PAGINAS: 292

 

 

SINOPSIS:

 

Hay mentiras que, con el tiempo, se convierten en verdades.

Benjamin, Pierre y Nils regresan a la cabaña familiar junto al lago donde, veinte años atrás, una tragedia cambió el curso de sus vidas. Han venido a esparcir las cenizas de su madre y a enfrentarse a su pasado.

Distanciados por el tiempo y por aquello que sucedió, sus vidas han seguido rumbos muy distintos, pero siempre han estado unidos por la historia que los define y por una pregunta que quedó sin responder y cambió su s vidas para siempre: ¿qué sucedió realmente ese día de verano cuando todo se hizo pedazos?.

 

 

 

OPINIÓN PERSONAL:

 

Empiezo a escribir estas líneas apenas un par de horas después de haber acabado la lectura y aún impactada con la resolución final de la historia.

Inmediatamente al terminar, he querido buscar información del autor, quería saber si había escrito más novelas, especialmente con anterioridad a ésta, porque no podía creerme, que la información que se da en la contracubierta del libro sobre que es su debut literario, fuese cierta por la manera de escribir del autor, muy alejada de una obra novel.  

Schulman es una personalidad muy conocida en Sucia, siendo periodista de profesión y con cuatro novelas autobiográficas anteriores, lo que efectivamente hace que Los Supervivientes sea su primera novela considerada como tal.

Adentrándonos en la novela en sí, con la lectura del primer capítulo, cortito en su duración, en tiempo presente y con una narración descriptiva del lugar donde se dirige un coche patrulla hacia una cabaña, nos va a mostrar un reflejo a la perfección de lo que nos vamos a encontrar en el resto de la novela.

La prosa de Schulman es uno de los aspectos más destacables de esta historia. Tiene un poder de evocación con sus descripciones, que hacen muy fácil al lector no solo construir el entorno donde tiene lugar la mayor parte de la historia sino que lo utiliza como interesante observación de los actos que definen muy bien a los personajes que integran la novela.

Posee una delicadeza e introspección en su narrativa muy poderosa, especialmente cuando describe acciones cotidianas, consiguiendo hacer extraordinario lo ordinario. Además tiene mucha destreza en la composición narrativa y un gusto exquisito por la sencillez pero transmitido de forma muy elegante en su escritura.

 

"Todo el mundo lleva dentro un bosque que es solo suyo,uno que se saben de memoria y que los hace sentirse a salvo. Y tener tu propio bosque es lo más bonito que hay"

  

Pese a que desde el principio el lector conoce que hay un misterio por descubrir, no podría catalogar esta historia como un thriller o una trama de suspense. Y teniendo en cuenta la nacionalidad del autor, podemos congraciarnos de descubrir una nueva modalidad de novela sueca, alejada de tramas policiacas, teniendo en cuenta lo que llega a publicarse aquí.

El autor nos hace un retrato costumbrista familiar. Se centra en momentos (especialmente los que tienen lugar en el pasado) que tratan temas universales y que cualquier lector puede sentirse identificado en algún momento, especialmente en las dinámicas de las relaciones fraternales. Algo que contrarresta con la relación de estos con sus padres. Es la oposición de los momentos idílicos que recordamos en la niñez a cómo podemos interpretarlos en la edad adulta. Lo que nos da una perspectiva completamente distinta.

Quienes tienen mayor peso en cuanto a personajes son los tres hermanos, todo termina girando en torno a ellos. Vamos a poder hacernos una idea de cómo son a través de cómo se relacionan entre sí y de la manera tan distinta que son percibidos por sus padres. Especialmente Benjamín, quien trata de complacer y acercarse constantemente a unos padres con ciertos comportamientos tan erráticos como incomprensibles o como el propio Nils los rehuía.

Benjamín ha vivido toda su vida adulta en una constante desaceleración, como si estuviese dentro de un paréntesis de su vida y esta no logra avanzar lo que debiese.

En algún momento el lector conforme va avanzando su lectura, va a sentirse algo perdido ya que no va a lograr entender cuál es el nexo de conexión entre los momentos tanto del presente como en el pasado. Pero os puedo asegurar que todo está perfectamente controlado por el autor y con una planificación realmente asombrosa por parte de éste y ha considerado que tiene que ser revelado prácticamente al final.

Esto requiere de una gran habilidad el ser capaz de repartir la información de forma que el lector vaya asimilando un proceso de maduración en trescientas páginas para llegar a la tremenda intensidad con la revelación final y que logre el efecto deseado.

Me gustan mucho las reflexiones que el autor te descubrir en los personajes y como lo llegas a transformar de manera personal: como por ejemplo, ver como si viajamos al pasado y recordamos momentos de nosotros mismos y comprobamos que no somos tan distintos pese al paso del tiempo al niño que fuimos.

Los momentos en los que ya de adultos se comportan como extraños son tan reales que duele ver como se llega a ese punto, donde apenas pueden llegar a mirarse a los ojos manteniendo una simple conversación. O el estar triste de adulto por cosas que te han llegado a ocurrir en la infancia.

La reflexión sobre el duelo es la que más te rompe del todo o como dice un personaje en la historia “no es un proceso si no un estado. "Nunca cambia, se posa como una piedra. Y el duelo te enmudece"

Los tres hermanos sienten el viaje por dentro retrocediendo paso a paso en la historia para sobrevivir una última vez, y es justo ahí cuando te sientes uno más abrazando todo ese dolor mutuo y comprendiendo el proceso que les ha hecho comportarse así.

En resumen, menudo viaje emocional propone Schulman a través de una prosa cuidadísima y con un claro propósito: no desvelar las cartas hasta el final. He terminado emocionada, con los ojos empañados y habiendo formado del todo el puzzle. Terminas con la sensación de que ha merecido la pena cada página leída y cada reflexión interna hecha. Un autor para descubrir.

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